Clavos en la Verja

Cuando nos sentimos enfadados por algo, y a veces nos enfadamos mucho, darle un camino a la ira y enfrentarte a ella de manera adecuada es complicado, a veces muy complicado, pero no imposible.
Lo que si está claro es que no conviene ser agresivos ni agredir ni con palabras ni con nuestras acciones, porquede esa manera seguiremos aumentando la culpa, la humillación y con ella la rabia y entraremos en un círculo vicioso de difícil salida.
La comunicación respetuosa es la mejor manera de solucionar conflictos.
Esta pequeña historia puede servir de ejemplo.

Clavos en la Verja

“Hubo una vez un niño que tenía muy mal genio. Su padre le regaló una caja de clavos y le dijo que cada vez que perdiera el control tenía que clavar un clavo en la madera de la parte trasera de la valla.
El primer día el niño había clavado 37 clavos.
Durante las siguientes semanas, como había aprendido a controlar su rabia, la cantidad de clavos comenzó a disminuir diariamente.
Descubrió que era más fácil controlar su temperamento que clavar los clavos en la valla.
Finalmente llegó el día en que el niño no perdió los estribos. Se lo contó a su padre y este le sugirió que por cada día que se pudiera controlar sacara un clavo.
Los días transcurrieron y el niño finalmente le pudo contar a su padre que había sacado todos los clavos
El padre tomó a su hijo de la mano y lo llevó hasta la verja…
Fue entonces cuando le dijo: “Has hecho bien, hijo mío, pero mira los agujeros en la valla.
Nunca volverá a ser la misma.
Cuando dices cosas con rabia, dejan una cicatriz igual que ésta.
Le puedes clavar un cuchillo a un hombre y luego sacárselo. Pero no importa cuántas veces le pidas perdón, la herida siempre seguirá ahí.”

Y tú, ¿qué opinas?

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