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El autobús

Imagínate que eres el conductor de un autobús. Tienes asignada una ruta y al conducir por ella tu vehículo va recogiendo cada día diferentes pasajeros. Algunos son nuevos y otros habituales, y de ellos parte son amables, parte más bien desagradables y parte, por fin, directamente problemáticos. A medida que esos diferentes pasajeros van subiendo a tu autobús, les echas un vistazo, dedicando a algunos más atención que a otros, pero sin dejar nunca de ser consciente de que no puedes impedir que suban a él y que lo máximos que puedes hacer es observarlos y estar atento por si se produjeran problemas.

Algunos de ellos te amenazan para que hagas lo que ellos quieren y llegas a un acuerdo con ellos para que se mantengan en el fondo del autobús para no verlos. A cambio, tú harás lo que ellos quieren. Pero llega un momento que quieres cambiar tu ruta y esos pasajeros se levantan y comienzan a molestarte para que vuelvas a la ruta que ellos quieren. Decides echarlos del autobús, así que paras y te enfrentas a ellos. Pero lo primero que has hecho es parar, no vas a ningún lado, y los pasajeros son muy fuertes. Forcejeas con ellos e intentas echarlos pero no puedes, así que te vuelves a sentar al volante y comienzas a conducir por la ruta que ellos quieren para que vuelvan al fondo y te dejen tranquilo.

Cada vez que te planteas modificar la ruta vuelven a aparecer y cuando mantienes la que llevas desaparecen de nuevo. Algunas veces desaparecen durante tanto tiempo que te olvidas de ellos y llegas al convencimiento de que el único camino, la única ruta es la que estás siguiendo. Si te sales un poco vuelven a aparecer, pero ahora con la ventaja añadida de que han ganado todos los enfrentamientos.

Durante tu jornada, todos esos diferentes tipos de pasajeros van subiéndose y bajándose de tu autobús y, al cumplirse el horario, se vacía y pones fin a la ruta aparcándolo en las cocheras para que pase allí la noche.

Ahora piensa que esa ruta es una lista de tus objetivos diarios. Cada objetivo representa algo que necesitas o quieres hacer para vivir tu vida en armonía con tus valores. En lugar de pasajeros subiéndose y bajándose de tu autobús, imagina que esas personas son los pensamientos estresantes, recuerdos personales, imágenes mentales y emociones dolorosas que vienen a obstaculizar el comportamiento de tus objetivos diarios. Como acabas de hacer con los pasajeros de tu autobús, retrocedes un paso, observas esos pensamientos, guiones, imágenes y emociones y acepta que suponen una amenaza para ti y que no sabes cómo hacerles frente. Y como acabas de hacer con los pasajeros de tu autobús, acepta que todos esos pasajeros seguirán subiéndose y bajándose y continúas conduciendo su autobús mientras convive con ellos. Te das cuenta de que cada tía traerá una nueva mañana, una nueva ruta y un nuevo grupo de pasajeros que viajarán contigo en el viaje de tu vida.

Tú eres el conductor del autobús, tienes el control del vehículo, pero lo has cedido a unos pasajeros que te amedrentan. Ellos no giran el volante ni pisan el freno ni el acelerador. ¿Crees que esos pensamientos, sentimientos o recuerdos pueden hacerte daño? ¿Vas a seguir escondiéndolos para no verlos o vas a dirigir tu vida independientemente de lo que digan que pueden hacerte?

¡Disfruta el viaje!