El duelo.

Aunque duela como si te estuvieran arrancando el alma, el duelo es el proceso normal de elaboración de una pérdida y resulta imprescindible repetir las veces que sean necesarias que es un proceso normal, natural y adaptativo. Aunque no lo parezca.

No, no es una depresión.

La función última es la adaptación, aceptación y armonización de nuestra situación interna y externa frente a una nueva realidad. Frente a la nueva realidad de seguir viviendo sin «eso» que se ha perdido y que pareciera que se nos lleva a nosotros también.

Elaborar el duelo significa ponerse en contacto con ese horrible vacío que ha dejado la pérdida de lo que ya no está, valorar la importancia que tenía y soportar el dolor y la frustración que comporta su ausencia.

Dependiendo del autor que se consulte, el duelo va a constar de más o menos fases, sin embargo, básicamente pueden resumirse en las siguientes:

  1. NEGACIÓN, DESCONCIERTO E INCREDULIDAD. Es la primera reacción ante la noticia: «No puede ser». «Esto no me está pasando a mi». «Debe ser algún tipo de error». Es la negación de la realidad, un alejamiento del hecho para intentar evitar esos efectos tan sumamente negativos del acontecimiento.

  2. IRA, RABIA, TRISTEZA PROFUNDA Y AGRESIVIDAD. Se pueden producir reacciones de ira y descontento, incluso ante personas queridas o quienes les rodean, angustiados por ser el protagonista de una desgracia.

  3. CULPA, DESESPERACIÓN Y DEPRESIÓN. Se caracteriza por la aparición de tristeza, apatía, sensación de fragilidad, nos vamos haciendo a la idea de que la pérdida es irreversible. Es la silenciosa resignación.

  4. ACEPTACIÓN Y PAZ. Va reapareciendo la necesidad de centrarse en las actividades cotidianas, de abrirse a las relaciones sociales. No obstante, resulta muy complicado y además, nunca se vuelve al estado anterior a la pérdida.

Y ahora que conoces las fases de un duelo, olvídalas.

No todas las personas somos iguales, por lo tanto, hablar de «fases» es un tanto artificial. Habrá quien no atraviese todas las fases, o tal vez no aparezcan en el mismo orden, otras personas tal vez se «instalen» casi permanentemente en una de ellas. Normalmente en la sensación de culpa y depresión, o en la de negación. O tal vez no pase por ninguna fase en particular o por todas a la vez.

Todas las pérdidas precisan de este proceso. Y aunque lo habitual es que cuando se habla de duelo se esté refiriendo al fallecimiento de un ser querido, lo cierto es que prácticamente todas las pérdidas emocionalmente significativas o importantes conllevan un proceso de duelo: la pérdida del trabajo, de la pareja, de la juventud…

La duración que puede tener un duelo es variable en función de cada persona, viene a oscilar entre los 6 meses y los 3 años, aproximadamente. Sin embargo la «prueba objetiva» de que se ha superado un duelo, podría decirse que es cuando la persona puede hablar de su pérdida sin sentir una aguda tristeza, sin llorar, sin crear un malestar demasiado grande.

El duelo no es eterno, como se piensa al principio del proceso, aunque va a ser más o menos largo y más o menos duro, en función de una serie de factores:

  • Del grado o importancia subjetiva que tenga esa pérdida. Las culturas asiáticas dirían que va a depender del apego que se tuviera. Estar poco apegado a algo implica que su pérdida no será tan dolorosa.

  • Del apoyo social que tenga la persona. Alguien que cuenta con amigos o familiares en los que puede apoyarse en cualquier ocasión y que le quieran y le entiendan, tendrá más facilidad para «soportar» el dolor.

  • De la confianza y autoestima. Un alto nivel autoestima o confianza en uno mismo, va a ayudar a tener menos pensamientos autodestructivos, a imaginar menos acontecimientos catastróficos, a enmarañarse menos en pensamientos recurrentes.

  • De la personalidad. Hay quienes sienten las cosas, bien las negativas o bien las positivas con una alta intensidad, mientras que otras tienen mayor contención. De la misma forma, hay quienes tienen una mayor facilidad para abandonarse y «regodearse» en continuos pensamientos catastróficos, instalándose en el sufrimiento.

  • De la forma de afrontar los problemas. Hay personas capaces de reevaluar la situación y buscar el apoyo emocional que necesitan.

Si te encuentras envuelto en un proceso parecido a este y decides que necesitas ayuda profesional (recuerda que eres tú quien tiene la posibilidad de elegir y decidir si necesitas ayuda o no), no dudes en ponerte en contacto con un profesional, y ya que estamos, permíteme recordarte que esta es tu página, habla con nosotros.

Cuídate. Si estás pasando un proceso de duelo, cuídate aún más.

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