¡¡La verdadera verdad que hay detrás del SUBCONSCIENTE!!

 

Corría el año 1883, en las postrimerías del siglo XIX, cuando Freud viaja París para estudiar hipnosis entre otras cosas, cuando utiliza por primera vez el término subconsciente en uno de sus escritos prepsicoanalíticos, como sinónimo de inconsciente. Se refería a todo aquello débilmente consciente o a lo que, por encontrarse «por debajo del umbral de la consciencia», resulta difícilmente alcanzable por ésta, o definitivamente y totalmente inaccesible.

Es importante la fecha, porque, como resulta evidente, ya existía un Freud médico y neurólogo antes de que postulara su teoría sobre el psicoanálisis. Aunque parezca increíble.

Por lo que fuera que fuese, el termino debió tener su importancia y alcanzó cierta popularidad, que llega hasta ahora, siglo y pico más tarde.

Y aunque lo intentó, de nada serviría, visto lo visto, que siete años más tarde, es decir ya en 1900 y en su libro «La interpretación de los sueños» recomendara que NO se usara ese término por ambiguo y porque llevaba a equivocaciones.

De hecho, en la literatura psicoanalítica y en su extensión en la del ámbito psicodinámico, el término NO se utiliza.

De igual manera, los psicólogos que no seguimos la estela freudiana, tampoco utilizamos subconsciente. Preferimos usar inconsciente. Hay que ver. En eso si que le hacemos algo de caso.

Actualmente y según la wikipedia, el uso esa palabra de la que usted me habla está limitado al lenguaje lego. Y no, no se trata de un lenguaje para un juego de construcción, más o menos infantil.

El término se ha extendido hasta llegar al vocabulario habitual de la gente de la calle. Hasta lo reconoce el diccionario.

Y no está mal. El lenguaje es de quien lo practica. Afortunadamente.

Es inevitable que los hablantes utilicen el término, y aquí viene el pero… es que lo utilizan… raro.

Me he permitido una inmersión en algunas páginas de esas que pululan en Internet y que explican lo que es el subconsciente, sin duda bienintencionadas.

Para algunos de los que las perpetran, está tan científicamente demostrado que los humanos tenemos subconsciente como que la gran mayoría de los habitantes del Cosmos no lo tienen (salvo, claro está cuando salimos al Universo, que nos equiparamos).

Para otros, subconsciente es un sinónimo perfecto de inconsciente en un párrafo, para en otro convertirse en sinónimo perfecto de memoria y en un tercero hacerse chiquito y estar dentro del inconsciente que es muchísimo más grande y lo engloba…Vamos, lo que el autor del término llamaba preconsciente, años más tarde de haberlo «acuñado, sin querer queriéndolo». La sorpresa me surge cuando me doy cuenta que no se trata de páginas diferentes, ni de entradas distintas. Es la misma entrada de una única página y ya no sé a qué carta quedarme.

Y es que se nota que realmente no tienen muy claro de qué están hablando. Pero es un término científico. Así pues, debe ser cierto (la pura verdad es que NO es un término científico, ni psicológico, ni siquiera psicoanalítico).

Si me permiten la libertad, les recomiendo encarecidamente que tengan mucho cuidado, es complicado distinguir entre páginas que se esfuerzan por acercar la ciencia al público no científico y páginas que se disfrazan con terminología científica para vender salud, felicidad, autoestima o lo que sea, y lo único que te encuentras, cuando te llega el paquete a casa, es humo.

Y si se limitaran a eso, no habría problemas. Salvo el de sentirte un poco tonto al ver que han dado el timo de la estampita.

Lo serio es cuando haciendo caso a esas corporaciones mercantiles de vendedores de humo, abandonas una terapia efectiva y surgen complicaciones en tu salud, que pueden llevarte incluso a la muerte (no sería el primer caso).

Los humanos nos agarramos a un clavo ardiendo cuando estamos desesperados. Y actualmente hay tanta desesperación como clavos ardientes y un magnífico y muy preparado mercado de clavos. La mayoría falsos.

Particularmente, cuando leo en páginas de presunta espiritualidad, o de pseudociencia de la salud el término subconsciente, súbitamente pierdo el interés. Sé positivamente que me quieren vender una moto que no quiero comprar, porque entre otras cosas no saben de qué carajo están hablando. Y paso a otra cosa…

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